¿Cómo altera la globalización el contexto
de producción de significados?
Pues se altera invadido por formas de producción y
consumo, una preocupación por el deterioro incontenible de los recursos naturales,
el avance de la pobreza ;
sin embargo, se hace referencia a un nuevo fenómeno que ha llegado a
convertirse en un paradigma para
los países en desarrollo.
La globalisacion engloba
un proceso de
creciente internacionalización del capital financiero,
industrial y comercial, nuevas relaciones política internacionales
y el surgimiento de nuevos procesos productivos,
distributivos y de consumo deslocalizados geográficamente, una expansión y uso
intensivo de la tecnologia sin
precedentes.
¿Cómo influye en el sentido de identidad de
las personas, grupos y de las colectivas?
Se influye por funciones de la
territorialidad humana es la de comunicar y gestionar el sentido de identidad
personal. Este aspecto es también atribuible a la identidad grupal.
La identidad, en cierto sentido,
depende de la habilidad para ocupar y señalizar un territorio como propio , la
acción de decorar nuestra habitación con elementos que reflejen nuestra
personalidad y doten de significado al área como nuestra). Se trata, en suma,
del fenómeno de la personalización. La identidad de un pueblo por tanto no
se puede definir como esencia, sino como proceso, algo que está siempre en
construcción. Existen otros factores que condicionan la identidad como son los
desastres naturales (un terremoto, un incendio, un plaga), la escasez de
recursos (malas cosechas, falta de agua, agotamiento de los recursos) el
cambio político por vías democráticas o violentas (golpe de Estado, guerra) o
económicos la instalación de una gran industria o el crecimiento urbanístico.
Los cambios que afectan a la identidad de un pueblo pueden ser de diverso tipo
evolutivo y pueden ser sincrónicos (en un momento dado) o diacrónicos (a lo
largo del tiempo). Podemos afirmar por tanto que existe por lo general una
fuerte relación en el desarrollo de la identidad entre fenómenos exógenos y
sincrónicos y fenómenos endógenos y diacrónicos. Es decir, los cambios que se
producen en una comunidad son más rápidos y en un momento dado generalmente
cuando son provocados por agentes externos y más lentos y a lo largo del tiempo
cuando tienen su origen en la propia comunidad.
También hay que considerar la identidad como
una asimilación de valores y pautas de acción que adoptan las personas y
que los asumen como propios, no como resultado de una denominación de
origen o toponimia, sino como conciencia de pertenencia a dicha comunidad. En
este sentido la identidad de un pueblo es un gran dinamizador de fuerzas en
interacción empujando o frenando en distintas direcciones, en una
relación dialéctica desde el interior y con el exterior que son las que van
conformando la idea de conjunto, de sistema abierto y dinámico expuesto al
juego de tensiones y conflictos, de intereses y expectativas que determinan la
personalidad colectiva.
¿Se está produciendo un proceso de
homogenizacion cultural vía globalizada?
La homogeneización es un proceso
según el cual dos o más elementos se van configurando segú adquirir
la misma naturaleza o género.
Teniendo en cuenta la nueva escena sociocultural que se presenta ante nuestros ojos en este fin de siglo, dentro de la cual desfilan ciertos procesos reveladores del cambio, como ser una creciente "... pérdida de peso de las instituciones públicas locales y nacionales en beneficio de los conglomerados empresariales de alcance transnacional...", "... la reformulación de los patrones de asentamiento y convivencia urbanos...", "... la reelaboración de lo propio, debido al predominio de los bienes y mensajes procedentes de una economía y una cultura globalizadas sobre los generados en la ciudad y la nación a las cuales se pertenece", "la consiguiente redefinición del sentido de pertenencia e identidad..." de los pueblos y "el pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano como consumidor interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida", cabe cuestionarnos acerca del impacto negativo que éstos provocan sobre diversas realidades culturales de los pueblos, en particular sobre sus respectivas identidades, aceptando como un hecho ineludible la marcha hacia la aldea global, como paradigma de constitución del mundo con miras a la homogeneización del planeta en lo político, lo económico y lo social.
la misma naturaleza o género.
Teniendo en cuenta la nueva escena sociocultural que se presenta ante nuestros ojos en este fin de siglo, dentro de la cual desfilan ciertos procesos reveladores del cambio, como ser una creciente "... pérdida de peso de las instituciones públicas locales y nacionales en beneficio de los conglomerados empresariales de alcance transnacional...", "... la reformulación de los patrones de asentamiento y convivencia urbanos...", "... la reelaboración de lo propio, debido al predominio de los bienes y mensajes procedentes de una economía y una cultura globalizadas sobre los generados en la ciudad y la nación a las cuales se pertenece", "la consiguiente redefinición del sentido de pertenencia e identidad..." de los pueblos y "el pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano como consumidor interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida", cabe cuestionarnos acerca del impacto negativo que éstos provocan sobre diversas realidades culturales de los pueblos, en particular sobre sus respectivas identidades, aceptando como un hecho ineludible la marcha hacia la aldea global, como paradigma de constitución del mundo con miras a la homogeneización del planeta en lo político, lo económico y lo social.
Para dar una visión más detallada de lo
expuesto anteriormente, y lograr el alcance correcto a los términos utilizados
en la hipótesis,
nos basaremos en ciertas definiciones para poder explicar
básicamente lo que entendemos por ellos.
La identidad de un pueblo está dada
por "lo que un sujeto se representa cuando se reconoce o reconoce a otra persona como
miembro de ese pueblo. Se trata de una representación intersubjetiva,
compartida por una mayoría de los miembros de un pueblo, que constituirían un sí
mismo colectivo."
¿Conlleva la globalización necesariamente
una eliminación progresiva?
Conlleva fronteras financieras
(mundialización) a través de la progresiva integración de los mercados
financieros mundiales.
El impacto de la internacionalización cada
vez más acentuada de los procesos económicos, tiene implicaciones sociales y
fenómenos político-culturales importantes. Lleva consigo una tendencia hacia la
eliminación de:
- fronteras
- diferencias étnicas,
- credos religiosos,
- ideologías políticas
- condiciones socio-económicas o culturales, entre los países y bloques económicos
- esto es: un proceso homogeneizador a escala planetaria.
- fronteras
- diferencias étnicas,
- credos religiosos,
- ideologías políticas
- condiciones socio-económicas o culturales, entre los países y bloques económicos
- esto es: un proceso homogeneizador a escala planetaria.
La creación de un nuevo sistema económico de
alcance mundial, influido por las nuevas tecnologías y la comunicación.
Una tendencia hacia la concentración de
medios de comunicación de masas que limita el acceso a la libertad de
información y potencia la concentración del poder económico y financiero a
escala planetaria.
¿Qué implicaciones tiene la globalización
en el plano de la cultura y de la construcción de identidades?
Implica un problema así planteado exige
clarificar previamente los conceptos de globalización y de cultura. Necesitamos
interrogar con especial cuidado la idea de globalización, ya que ésta suele
presentarse de entrada como una doxa en el sentido bourdieusiano del
término, es decir, como un régimen discursivo que pretende imponerse como
naturalmente evidente y no sujeto a discusión. Es así como la globalización
aparece en el discurso hiperbólico y triunfalista de los tecnócratas
neoliberales como un nuevo orden mundial de naturaleza preponderantemente
económica y tecnológica, que se va imponiendo en el mundo entero con la lógica
de un sistema autorregulado frente al cual simplemente no existen alternativas.
Uno de los efectos inesperados de las
manifestaciones globalifobias y altermundistas, , ha sido la multiplicación
exponencial en el campo académico de innumerables estudios críticos que han
contribuido a disipar la doxadejando al descubierto el alcance real y las
verdaderas proporciones del fenómeno en cuestión.Se entiende por globalización
el proceso de desterritorialización de sectores muy importantes de
las relaciones sociales a escala mundial o, lo que es lo mismo, la
multiplicación e intensificación de relaciones supraterritoriales ,
es decir, de flujos, redes y transacciones disociados de toda lógica
territorial y de la localización en espacios delimitados por fronteras Así
entendida, la globalización implica la reorganización (al menos parcial)
de la geografía macro-social , en el sentido de que el espacio de las
relaciones sociales en esta escala ya no puede ser cartografiado solamente en
términos de lugares, distancias y fronteras territoriales. Esta definición es
perfectamente compatible con otras que conciben la globalización en términos de
“interconectividad compleja”
se puede considerarse la industria
transnacional de la cultura como el vehículo privilegiado de las multinaciones
para la conquista empresarial del mundo, es decir, para imponer determinados
modos de vida que facilitan su expansión?
Se podría hablar de una incipiente
industrialización de la cultura desde la invención de la imprenta, pero fue
necesario que se sumaran otros avances tecnológicos y se expandiera la
educación en los siglos XIX y XX para que se configurara una industria
editorial, y luego las industrias audiovisuales (radio, cine, televisión,
video, fonográfica). En la última etapa, el desarrollo electrónico y satelital,
que generó nuevos modos de comunicación – por ejemplo, Internet – permite
articular lo que antes se producía en forma separada en cada rama y en
distintas naciones
Existen diversas definiciones de industrias
culturales. En sentido amplio, podemos caracterizarlas como el conjunto de
actividades de producción, comercialización y comunicación en gran escala de
mensajes y bienes culturales que favorecen la difusión masiva, nacional e
internacional, de la información y el entretenimiento, y el acceso creciente de
las mayorías. En los últimos años, el énfasis en una u otra de estas
actividades y funciones ha llevado a nombrarlas como “industrias
comunicacionales”,
La interrelación entre los países, en las
Américas y en el resto del mundo, se modificó desde mediados del siglo XX
gracias a las industrias culturales. Hasta hace unos cincuenta años la
integración americana, o de cada región, sobre todo en América Latina, era un
proyecto político-cultural, con débiles bases económicas y de interés para
algunas élites en ciertos países, sin instrumentos comunicacionales para
compartirlo con el conjunto de la población. Los movimientos
latinoamericanos, aunque invocaran la comunidad geográfica, lingüística e
histórica, y a veces el enfrentamiento con poderes extra regionales, eran más
bien actos discursivos que movilizaban pocos recursos. Su mayor expresividad y
difusión se logró a través de las artes plásticas, la literatura y algunas
figuras emblemáticas del cine y la música, en la medida en que unas pocas películas
argentinas y mexicanas, boleros, tangos y melodías andinas, lograban trascender
las fronteras nacionales.
Se esta gestando la globalización algo así como una cultura global o se están imponiendo globalmente
determinados elementos locales de la cultura occidental o mas concretamente, de
la cultura popular norteamericana?
Se aborda cuestiones relacionadas con la
repercusión de la globalización en ciertos aspectos de la cultura, como la
comunicación y el lenguaje, hecho cultural por excelencia. En efecto,
Se suele admitir que el lenguaje está en el meollo de la cultura y de la identidad por dos razones fundamentales, mutuamente relacionadas: en primer lugar, por ser el medio privilegiado por el que los significados culturales se forman y comunican, y, en segundo lugar, por ser el medio y vehículo por el que llegamos al conocimiento de nosotros mismos y del mundo social .
Se suele admitir que el lenguaje está en el meollo de la cultura y de la identidad por dos razones fundamentales, mutuamente relacionadas: en primer lugar, por ser el medio privilegiado por el que los significados culturales se forman y comunican, y, en segundo lugar, por ser el medio y vehículo por el que llegamos al conocimiento de nosotros mismos y del mundo social .
Pero el lenguaje es facultad y saber que se
manifiesta siempre a través de las lenguas concretas; por ello, el análisis de
los cambios propiciados por una de las caras del prisma de la globalización –la
era de las comunicaciones– ha de realizarse atendiendo a estas, aunque, por
razones obvias, nos centraremos aquí en factores esencialmente externos que
pueden determinar el papel de los idiomas en el panorama internacional actual
En cualquier caso, parece necesario
remontarse a la reflexión sobre la influencia de la “hipercomunicación” 3 en
cierta nivelación cultural internacional y al papel de los medios en la
generalización de ciertos patrones comunicativos, antes de tratar el caso
concreto del español entre el resto de las lenguas relevantes. Por lo tanto, se
realiza en las páginas que siguen un recorrido deductivo en el que se vinculan
fenómenos paradigmáticos de la historia reciente y contemporánea con tendencias
observables en la comunicación a través de las lenguas naturales 4.
Abordo, pues, por este orden, las siguientes cuestiones: las repercusiones
culturales de la globalización –correspondan estas a productos, costumbres o valores–,
en especial las ocasionadas por los medios audiovisuales de mayor difusión );
el papel de la televisión en la transmisión de representaciones culturales y
sus posibles consecuencias en los sistemas de comunicación no–verbal y verbal
); un breve repaso al papel de las lenguas en los procesos ligados a la
globalización para llegar a la revisión, a la luz de la
bibliografía consultada y de la reflexión llevada a cabo en apartados
anteriores, de los datos recabados sobre la lengua española en el panorama
mundial .
En este sentido, se prestará atención a
aspectos de índole diversa –internos en algunos casos; en su mayoría externos,
como decía– que ayudan a calibrar la situación y el papel del español en el
mundo, puesto que indiscutiblemente es y será en un futuro próximo una de las
lenguas más universales del planeta. Se plantean aquí tanto factores de orden
cualitativo como cuantitativo –por otra parte, interrelacionados– en torno al
idioma, puesto que la lengua –no hablo ahora del lenguaje– es igualmente factor
esencial de la identidad cultural y, por tanto, cabe pensar que, en la medida
en que pueda hablarse de cultura global, esta podrá estar, tal vez no
determinada, pero sí relacionada con una o varias lenguas que cumplan
determinados requisitos, y, como veremos, parece que el español presenta esas
condiciones que lo hacen idóneo para un tipo de comunicación internacional, si
no global.
¿Conlleva la globalización cultural a largo
plazo una destrucción sin paliativo de las tradiciones y su diversidad o más bien
permite a los que viven bajo su dominio un grado de distancia y reflexión?
la globalización es preciso
contextualizarla, analizando la relación que actualmente existe entre la
globalización y la trama política, cultural, económica y social en general de
nuestro último siglo y de estos comienzos violentos del XXI. En el siglo XX, entre
la consolidación del modelo económico capitalista neoliberal, las dos guerras
mundiales, la polarización política del mundo, el crecimiento sin precedentes
de las diferencias entre ricos y pobres -Norte y Sur, primer mundo y tercer
mundo-, la inestable y hambrienta depresión de los países pobres, entre tantos
otros conflictos, ven la luz las declaraciones de Derechos Humanos positivados
en el panorama internacional, pero qué es lo que realmente alumbran no tiene
una sola respuesta. Así, con los paradigmas de la modernidad en crisis, con la
postmodernidad golpeando a la puerta, con un orden económico asfixiantemente
capitalista y un sistema político neoliberal, el globo se globaliza desde el
occidente rico. Pero qué es aquello a lo cual nos referimos cuando hablamos de
globalización, tampoco tiene una sola respuesta.
Globalización de todo, menos de la calidad de
vida, que penetra en cualquier escenario y se irradia desde Europa y Estados
Unidos a todos los puntos del planeta, y se respira aún en los rincones más
inéditos del mundo, amalgamando escenarios, culturas y diferencias que nos
identificaban, unificando formalmente a la humanidad y diferenciándonos en
aquello que debería igualarnos: nuestro derecho a ser humanos y a vivir como
tales.
Podemos decir, siguiendo a Fariñas, que la
globalización es un término polisémico y pluridimensional -lo que lo hace
susceptible de análisis interdisciplinarios y no sólo pluridisciplinarios- y
que, al ser un proceso dinámico, nos conduce necesariamente a definiciones
procedimentales, haciendo referencia a “una serie compleja de ‘procesos’
históricos de transformación económica, tecnológica, institucional y social”.
Estos procesos de transformación, lejos de interpretaciones positivas de
expectativa hacia sus efectos, implican que mientras más se globalizan las
relaciones jurídico-económicas, “más se ‘localizan’ o se ‘fragmentan’ las
manifestaciones sociales, laborales y culturales, en las cuales aquéllas han de
desarrollarse, produciendo además una relación desigual entre aquéllas y éstas”
la llamada globalización surge “como la
manifestación de la filosofía positivista de la historia después del fin de la
filosofía dialéctica de la historia” (1997, 66), entrelazada al capitalismo y a
la crisis de la modernidad. El capitalismo se constituye, entonces, como la
expresión más excelsa del racionalismo moderno porque es, a la vez, su mismo
significante; ya que sustituye la racionalidad material por la racionalidad
instrumental, pasando por la racionalidad formal. Implica, pues, una progresiva
neutralización de los valores humanistas hasta arribar al imperio de la
eficiencia, que es el criterio que define la razón instrumental y el objetivo
último de la razón ilustrada, así como la eliminación de cualquier vestigio de
valores materiales en la razón, es decir, la máxima secularización. La
globalización se erige como la filosofía de la historia de la postmodernidad,
como la “radicalización de la autocrítica de la razón propia de la última fase
de la modernidad que acaba en el fenómeno de la llamada ‘deconstrucción’ …
(convirtiéndose en) una metodología de permanente desplazamiento de la razón
... con el objetivo de conseguir su auténtica y definitiva neutralización”
(BENEYTO, 1997, 69). Llama la atención Beneyto, sobre lo paradójico de entender
que la globalización con su metodología de deconstrucción se identifica con el
capitalismo y su metodología de “destrucción creadora”, desde que la
deconstrucción de la globalización se asimila al argumento que da el
capitalismo en su fase de expansión global. Entendemos que esto podría deberse
a que lo que construye la globalización a partir de la deconstrucción, no es
más que realidades destruidas y fragmentadas donde no hay un sentido unificador
o universal, a la vez que la universalidad totalitaria se ubica en el
nuevo trío sagrado del libre comercio- desregulación- eficiencia de los
mercados financieros, que son los mecanismos a través de los cuales se
construye o de construye esta nueva realidad destruida.
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